domingo, 10 de mayo de 2015

Cort Guitars

Cort Guitars
Cort logo.jpg
TipoCompañía Musical
IndustriaInstrumentos Musicales
Fundación1960s
Fundador(es)Jack Westheimer
Sede660 Dungchon 3 Dong
Gangseo-guSeoul 157-030
South Korea
ÁmbitoGlobal
ProductosGuitarras y Bajos
Sitio webwww.cortguitars.com
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Cort Guitars es un fabricante de guitarras y bajos surcoreano. La compañía es uno de los mayores fabricantes de guitarras del mundo y produce instrumentos para muchas otras empresas.

Modelos[editar]

En la actualidad Cort fabrica una gran variedad de modelos de guitarras tanto eléctricas como acústicas y bajos eléctricos famosos por su gran relación calidad-precio. Sus modelos están basados en otros modelos míticos de guitarras y bajos de marcas como FenderGibson o Ibanez. La mayoría de estos modelos se fabrican en las fábricas que Cort posee en Indonesia.

Eléctricas[editar]

Modelo M600 con tapa de arce flameado
  • Aero series
  • EVL series
  • G series
  • KX series
  • M series
  • X series(el modelo X11 es el más vendido de la marca)
  • Viva series
  • Zenox series
  • Jazz box series
  • Masterpiece series
  • Signature series
  • VX series
  • 1988 Panther
  • Potty series
  • Stature series
  • CR series
  • performer series

Acústicas[editar]

  • Limited Edition series
  • Earth series
  • SFX series
  • NTL series
  • CJ series
  • MR series
  • Classical series
  • Standard series
  • Bass Series
  • EVL Series
  • Alternative Series (madera sólida)
  • S series (90's)
  • Jade

Bajos[editar]

  • Masterpiece series
  • Signature series
  • Performer Series
  • GB series
  • Artisan series
  • Curbow series
  • PB1L series
  • Action series
  • EVL series
  • T Series
  • Gene Simmons Axe
  • Gene Simmons Punisher
Además de los modelos que actualmente están realizando, Cort ha producido muchos otros, tales como las guitarras de la serie S, the Viva y Guitarras eléctricas de "signatura". Varias de las primeras Corts eran copias directas de los modelos más populares, tales como la Stratocaster.

Usuarios[editar]

Músicos de mucho o poco renombre usaron estas guitarras eléctricas:

Escándalo[editar]

Esta es la historia de unos trabajadores en lucha desde hace casi cuatro años. Esta es una historia que comenzó el 9 de abril de 2007 en Deajon, Corea del Sur. Esta es la historia de los hombres y mujeres que han fabricado durante años, en condiciones deplorables, miles de guitarras en la factoría coreana de Cort/Cor-Tek, un fabricante para las principales marcas del mercado —Fender, Ibanez y Gibson— que domina el 30% del presupuesto del mercado mundial de guitarras y cuyo multimillonario presidente, Yung Ho Park, es uno de los hombres más acaudalados de Corea del Sur. Esta es una historia de derechos laborales, de abusos, de acosos y de vejaciones, de mentiras, de despidos, de suicidios, pero, sobre todo, una historia de dignidad. Esta es la historia negra de Cort Guitars y de la lucha de sus trabajadores coreanos.
Durante décadas, los trabajadores de Cort/Cor-Tek en Corea han fabricado guitarras para todo el mundo en condiciones lamentables, en espacios sin ventilar y expuestos a gases y solventes, forzados permanentemente a trabajar horas extras a cambio de un salario mínimo, sufriendo lesiones y enfermedades pulmonares, y el hostigamiento y el abuso verbal de sus superiores. Un buen día estos trabajadores decidieron sindicarse para conseguir mejoras. Poco después, para su sorpresa, se encontraron la fábrica cerrada y fueron todos intimidados y forzados a firmar sus dimisiones. La empresa alegó dificultades financieras. Pero lo que pasaba en realidad era que Cort Guitars había encontrado mano de obra aún más barata y sin sindicar en fábricas chinas e indonesias.
En la última década, Cort Guitars había obtenido unos beneficios de 78.000 millones de dólares y, tras echar a la calle a estos trabajadores, aumentó los salarios de sus directivos. En 2007, año en que cerró la fábrica en Corea alegando dificultades financieras, las ventas fueron de 1.300 millones (Cort) y 5.100 millones de dólares (Cor-Tek), con un beneficio neto de 14 y 700 millones de dólares, respectivamente. No había razón objetiva para cerrar la fábrica y así lo estimaron la Comisión Nacional de Relaciones Laborales de Corea y la Corte Suprema de Seúl. Ahora el caso está en manos del Tribunal Supremo coreano. Testimonios de los ex-trabajadores:
“La fábrica era siempre increíblemente ruidosa y polvorienta. Trabajábamos estando de pie todo el día. La mayor parte de mis colegas sufren de asma y piernas inflamadas, y tienen problemas auditivos. Empecé a tener las manos doloridas por usar durante mucho tiempo una máquina vibradora. Mis manos necesitaron cirugía, pero la empresa no reconocería que tenía que compensarme como responsable”.
“A veces, el supervisor exigía que empezáramos a trabajar antes, a las seis de la mañana, cuando había un plazo de producción. En esas ocasiones, tuvimos que trabajar sin ser pagados por las horas extraordinarias, a pesar de que llegábamos antes y trabajábamos hasta mucho más tarde”.
“En aquel tiempo, nosotros éramos realmente ignorantes en lo que se refiere a la ley de trabajo y creímos la alegación falsa de la empresa, que nos decía que no seríamos capaces de obtener las prestaciones del paro sin los documentos expedidos por ellos. Al final, desvalidos, aceptamos la dimisión forzada a cambio de estos documentos para las prestaciones por desempleo”.
“Algunos supervisores saludaban cada mañana a las trabajadoras tocándoles las caderas. Acosaban a las mujeres guapas pidiéndoles salir después del trabajo y molestaban con comportamientos miserables a aquellas trabajadoras que ellos consideraban feas. Por ejemplo, continuamente asignaban a las trabajadoras que consideraban feas a otras cadenas de producción antes de que estas trabajadoras se acostumbraran a la primera línea. Estos comportamientos miserables las volvieron locas”.
“No podíamos conseguir 15 minutos de descanso dos veces al día hasta que no nos organizáramos como sindicato de trabajadores. Los supervisores nos maldecían si no llegábamos 30 minutos antes de las horas de trabajo reglamentadas. Había un compañero que trabajó en el proceso de pintura durante 25 años y que ha sufrido bronquitis. Un día, cuando perdió la conciencia mientras trabajaba, el personal directivo le exigió que firmara una carta de dimisión durante la hospitalización”.
“En 1992 comencé este trabajo a la edad de 35 años, siendo el más joven entre mis compañeros. En aquel tiempo trabajaba duro y de buen grado sin preocuparme en absoluto por mi salud, como hicieron los trabajadores experimentados, comenzando el trabajo 50 minutos antes de la hora de trabajo programada”.
“Exhausto por trabajar tan duro, fui enviado a la sala de urgencias tres veces. Pero tuve que ir a trabajar temprano a la mañana siguiente y dejar el hospital por miedo a ser despedido. Más tarde, perdí la conciencia y fui hospitalizado”.
“La empresa discriminó entre trabajadores pagándonos salarios distintos, incluso a aquéllos que trabajaban en la misma cadena de producción. Es decir, pagaron salarios más altos a los trabajadores que ellos prefirieron sin ninguna base aceptable para esto. Después de subirles los salarios a estas personas, el personal directivo les ordenó guardar esto en secreto y no decírselo al resto de compañeros”.
“Una vez una de mis compañeras olvidó saludar a su supervisor. Después de esto, la acosó constantemente y presentó quejas contra ella, aun cuando ella se esmeraba en su trabajo y lo hacía bien. El supervisor le gritaba y maldecía a esta trabajadora sin razón alguna y la asignó a otras cadenas de producción varias veces. Aquello fue muy duro para ella y lloraba cada día, y como no podía ganar en esta situación, dejó la empresa. Poco después de su dimisión, esta compañera se ahorcó en la montaña que hay detrás de la fábrica debido a la depresión que le causó este hostigamiento constante, y todavía llevaba puesto su chaleco del trabajo sellado con ‘Cort’ (el nombre de la compañía) sobre la espalda”.
“Desde 2005, la empresa a menudo decía en público que sufría un déficit crónico. Creímos su explicación. Así que ahorramos en materiales y trabajamos duro sin solicitar cualquier compensación por horas extraordinarias. Después de organizar el sindicato, vinimos para saber la verdad —que nuestra empresa había logrado grandes beneficios de millones de dólares cada año. Todos los trabajadores que habían trabajado con tanta paciencia se escandalizaron”.
“Durante mucho tiempo insistimos en no someternos a la demanda de la empresa, que pedía la dimisión de los trabajadores. Pero el supervisor dejó la carta de dimisión en nuestras taquillas. Incluso durante nuestras horas de trabajo, el supervisor nos llamó a su oficina e indirectamente nos amenazó para firmar la carta de dimisión. Después de repetirse esto insistentemente, la presión era difícil de llevar. Entonces sugerimos que aceptaríamos su demanda a cambio de que ellos nos dieran la indemnización en un corto plazo de tiempo”.
Estos hombres y mujeres defienden que la fabricación de guitarras era su identidad y su medio de sustento. Lo han intentado todo en Corea para resolver su lucha: ruedas de prensa, huelgas de hambre, sentadas, conciertos solidarios con la colaboración de activistas culturales y músicos, la vía judicial… Pero Cort no ha dado un paso atrás. Por eso han llevado su lucha por todo el mundo con el apoyo de músicos como Tom Morello y Zack de la Rocha (Rage Against the Machine), Boots Riley, Wayne Kramer (MC5) y el grupo Ozomatli.*

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